jueves, 6 de junio de 2013

Isapres ¿Cura o enfermedad?

Aquí en Chile conviven 2 sistemas de salud. El primero es Fonasa, que es subsidiado por el estado, y agrupa, en su mayoría, a los grupos socio económicos (odio esta palabra y sus derivados) más bajos. Estos usuarios casi en su totalidad, se atienden en hospitales y consultorios, que representan los servicios de salud públicos.
En la otra esquina (suena como boxeo, pero casi es así, aunque la pelea es bastante desigual, e incluso arreglada), están las Isapres, que son completamente privadas, y agrupan a los sectores de mayores ingresos en el país.
Lo primero que debemos saber de las Isapres, es que son un robo para los que están afilados, disculpen, afilados en ellas, y junto a las AFP, los nazi, el KKK, los reptilianos, Corea del Norte, Cersei Lannister, las beliebers y los Israelitas que bombardean Gaza, son una de las agrupaciones más malas around the world.

Pero ¿que son las Isapres? 

Sus orígenes se remontan a los 80s (1981) y nacen como una mala copia de los seguros de salud gringos, traídos a Chile durante la dictadura, por los Chicago boys. Porque no se conformaron con manejar los recursos naturales, las empresas estatales y nuestras pensiones, ellos lo querían todo, así que decidieron quedarse con la salud, prometiendo eficiencia y mejor atención, pero el negocio estaba arreglado, y todo a costa de el dinero (y salud) de los chilenos.

¿Quienes están detrás de las Isapres?

La respuesta es simple, los civiles ligados a la dictadura, en vez de ser servidores públicos, se sirvieron al estado.
Dentro de los principales controladores de Isapres está el grupo penta (Délano y Claudio Eugenio Lavín).
También tenemos a Larraín Vial y Fernandez León y el grupo Said, entre otros.

 ¿Cómo roban?

Cuando nacieron en 1981, y comenzaron a funcionar en 1982, recibían un 2% de subsidio por  parte del estado (otra vez el estado alimentando el negocio privado, muy al estilo de los 80s), luego de un tiempo este subsidio desapareció, porque el estado cachó que estaban robando como enfermos (o sea tenían planes discriminatorios). Aparte de eso, los dueños de las Isapres lo son también de más de la mitad de las clínicas privadas en el país.
Ahora ¿cómo operan?, el negocio es sencillo. Imaginemos a alguien como tu o como yo, está recién trabajando y decide ingresar a una Isapre. Al principio le descuentan un 7% de su sueldo en salud (lo que normalmente descuentan también en el sistema público) y tiene un plan que presenta cobertura total.
Se resfría, y los medicamentos le salen gratis, le reembolsan el precio de lentes ópticos, en fin, parece un sistema perfecto, pero pasará el tiempo, digamos que algunos años más, y nuestro protagonista presenta un aumento en el valor de su plan de salud, sólo por el hecho de envejecer (en el caso de la mujer es peor, ya que el sólo hecho de ser mujer hace que el plan sea mucho más caro, y eso ni siquiera el bono por hijo lo puede compensar). Y si este se enferma de algo grave, el precio en el futuro aumentará más, igual que un seguro de automóvil después de sufrir un siniestro.
¿Que pasa con esto? La Isapre, de forma "sutil", obliga al cliente a marcharse, o de lo contrario terminaría hipotecando el culo para poder pagar el plan cada vez más caro. Así que después de muchos años entregándole su dinero mientras estaba sano, se ve "invitado a ingresar al sistema público, un sistema que trata de hacer lo que puede con pocos recursos y que aglutina a los grupos socio económicos más humildes,y gracias a las Isapres, también captará a todos aquellos usuarios que fueron desechados por el sistema privado de salud, después de que les chuparan la sangre durante años.

¿Cual es la consecuencia de esto?

Fonasa, al recibir a los pacientes desechados por el sistema privado, se ve colapsado desde el punto de vista económico, ya que es un sistema que hace todo lo que puede con los pocos recursos que cuenta, por ende, al llegar estos antiguos miembros de Isapre, pero en calidad de "pacientes cacho", que en la práctica son aquellos pacientes que ocupan constantemente los servicios de salud e implican un gasto extra para un sistema ya saturado (si extrapolamos esto, es demasiado parecido a lo que sucede en la educación. En la que los colegios públicos recibe en su mayoría a los grupos más vulnerables y a los que fueron botados por los colegios particulares y los particulares subvencionados. En otras palabras, el sector público asume las pérdidas de los fallos del sector privado).

¿Cómo solucionamos esto?

En números, las Isapres sólo en el primer semestre del 2012 ganaron más de $68000 millones de pesos, gracias a las alzas de planes y clausulas


abusivas, sin contar que la mayoría de las clínicas privadas tienen por dueño a los mismos propietarios de las Isapres, por lo que el dinero se va a los mismos bolsillos.
La solución podría ir encaminada a 2 vías:
1- Lograr que Fonasa sea algo mega hiper choriflai, y los hospitales públicos sean tan bakanes, que los usuarios de Isapre se cambien en masa y dejen de llenar las arcas de estos canallas. Pero para eso debemos implementar paralelamente una reforma tributaria que ayude a arreglar el problema de salud pública que afecta a Chile. 
2- Eliminar a las Isapres de la faz de la tierra y crear un sistema de salud 100% estatal.
Imaginen casi $140000 millones de pesos al año para salud pública, tendríamos salud gratis y de calidad, alcanzaría también para mejorar los hospitales y para capacitar a los funcionarios , de esa manera la gente tendría a los mejores profesionales para atenderlos.
Ahora muchos detractores dirán "esto es de comunistas come guaguas, será el caos oh my fucking god". Pero no, esto es simplemente sentido común. De hecho, Canadá, uno de los países con un régimen comunista igual o peor que Cuba y Corea del Norte juntos (espero entiendan el sarcasmo) tiene un sistema de salud estatal. Y los profesionales tienen, al igual que la población, un estilo de vida muy bueno. Otros país con "dictaduras comunistas" que tienen sistemas de salud públicos de calidad son Inglaterra y Francia. Así que no crean todo lo que les dicen en los medios. Las caras sonrientes en los afiches de Isapres son solo la fachada de un negocio que juega con la salud de los chilenos.
Y esto es, como dijo el cura Berrios "porque los ricos no quieren soltar la teta"

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